Javier Cornejo: Toda una vida entregada a la ayuda social
32 años después, ya es más que un hecho; Don Javier Cornejo nació para ayudar al prójimo de manera desinteresada y completamente enamorado de lo que hace.
Su historia empieza en 1981, cuando Ãlvaro Noboa inicia la búsqueda de personas capaces de manejar con éxito su, en ese entonces, nueva Fundación Cruzada Nueva Humanidad. Don Javier, al saber de esta convocatoria, decide intentar suerte, pues el llamado a la comunidad despertó un interés que hasta el día de hoy no se desvanece.
Recuerdo que fui con mi mama a la entrevista en la casa del abogado. Era el mes de noviembre y yo solo tenía 19 años. Me entrevisto y pocos minutos después supe que ya estaba dentro de la fundación.
En enero del año 82, Don Javier de la mano de Mariano Santos y liderados por el empresario Ãlvaro Noboa iniciaron su incansable trabajo en esta fundación.
En su travesía como guía social, Don Javier vivió momentos dulces así como momentos trágicos. Trabajó junto a las brigadas médicas de la Fundación Cruzada, con quien viajó por todas regiones del Ecuador, socorriendo socorrer a los damnificados de los conflictos fronterizos y distintos desastres naturales.
(¦) Cuando había terremotos o deslaves en cualquier parte del Ecuador, la Fundación Cruzaba estaba presente para ayudar. Viajábamos con médicos, medicinas, vituallas, colchones, alimentos. La fundación en acción, siempre en el momento oportuno.
Sin embargo, muchas de esas experiencias también traen consigo momentos no tan agradables. En año 98 Don Javier vivió por 3 meses en Lago Agrio, oriente ecuatoriano, donde brindó asistencia médica y entregaban medicina, atendiendo alrededor de mil pacientes diarios.
En esta zona, constantemente sufrida por ataques armados por problemas fronterizos, Don Javier recibió una bala perdida, que afortunadamente, con ayuda de las brigadas pudieron controlar con mucho éxito.
(¦) Yo creo que tengo un Ãngel. A pesar de todas las cosas, siempre he salido adelante.
Como esas historias, muchas más. Sin embargo, esto jamás desmotivó a Don Javier de desistir de su tarea comunitaria.
Años después, Don Javier abrió campo a la docencia y capacitación dentro de Fundación Cruzada. Empezó a realizar talleres para microempresarios, desayunos de Quaker comunitario para niños, talleres de computación en áreas urbano-popular y en áreas rurales de Guayaquil, donde por varias ocasiones se expuso a las inseguridades de la ciudad. Una vez más, su trabajo fue un éxito. Es un privilegio trabajar en una cruzada de ayuda de amor, unión y superación para enseñar al prójimo a que se ayude a sí mismo y que ayude al que más necesita. Gracias a la Fundación Cruzada aprendí a ayudar a nivel nacional (¦).
Donde quiera que va, Don Javier termina siendo admirado y querido por la gente que ayuda.